ORIÓN no es un signo del zodiaco, pero es una constelación que merece la pena comentar, por su leyenda y por sus estrellas. Ya dijimos en la entrada anterior que está muy relacionada con ESCORPIO. Pues resulta que Orión era un cazador que se enamoró de una chica llamada Mérope. Pero, aunque Enopión, el padre de la chica no quería que estuvieran juntos, Orión se la llevó y se casaron en secreto. En venganza, su suegro le arrancó los ojos y lo dejó ciego, abandonándolo a la orilla del mar. El dios Helios (el Sol) se apiadó de él, devolviéndole la visión, pero se volvió malvado y huraño, matando a todo ser viviente que se encontraba. De nada sirvieron las súplicas de su madre Gea para que fuera sensato y bondadoso, así que le mandó un escorpión. Orión, que estaba acostumbrado a luchar con animales fieros y gigantescos, se confió de sus fuerzas, y menospreció al pequeño animal que acabó con su vida. Los dos, Orión y Escorpión, están ahora en el cielo como enemigos irreconciliables, en forma de constelaciones que nunca coinciden, ya que, cuando una sale por el oeste, la otra se pone por el este.
Esta es la constelación de Orión, una de las más fáciles de reconocer en el cielo del invierno:
Sus dos estrellas más importantes, BETELGEUSE y RIGEL corresponderían al hombro derecho y a la pierna izquierda del cazador. Además es también muy fácil de encontrar el cinturón de Orión, esas tres estrellas centrales casi perfectamente alineadas en el centro de la constelación, que es lo primero que se ve cuando tratamos de localizarla. En esta época del año, a mediados de abril, todavía se puede observar un rato después de la puesta de sol ¿os atrevéis a buscarla? Si la encontráis, ya sabéis que justo un ratito después aparecerá en el lado opuesto del cielo ANTARES, la estrella más brillante de ESCORPIO.
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